Qué ver en Filipinas: ruta de 21 días

A estas alturas ya nadie discute que Filipinas es uno de los países más bonitos del mundo. En ascenso entre los destinos más visitados de Asia, hay que aprovechar el momento antes de que los grandes tour operadores aterricen en la ‘Perla asiática’. Sus más de 7.000 islas repletas de playas vírgenes e increíbles, la multiculturalidad de su pueblo, la naturaleza exuberante y la bondad de los filipinos… garantizan el éxito del viaje. Aquí te dejamos nuestra ruta por Filipinas de 21 días y lo imprescindibles que ver en Filipinas. Ya es uno de nuestros destinos favoritos del mapa.

Cebú (Isla de Cebú)

Nosotros decidimos aterrizar en Filipinas a través del aeropuerto de Cebú para hacer un recorrido circular, es decir, regresaríamos a España desde el Aeropuerto Internacional de Manila, y así ahorrar tiempo. Aunque tu puedes crear rutas diferentes para explorar las Islas Filipinas como más te interese e intentar localizar las mejores islas de Filipinas (recuerda que hay más de 7.000) y mejores playas de Filipinas.

La ciudad de Cebú es la capital de la isla con el mismo nombre en el conjunto de las Bisayas. Todo el mundo te dirá que huyas despavorido y no pierdas el tiempo. Nada que ver.

No hace falta estar más de un día, la verdad, pero tiene lugares interesantes que ver en Cebú: la Basílica del Santo Niño (si puedes ir coincidiendo en misa, será una experiencia inolvidable; los filipinos son católicos practicantes con mucha fe), la Cruz de Magallanes (donada por el explorador que murió cerca de aquí en la/su primera vuelta al mundo de la historia), el Fuerte San Pedro (bastión más antiguo del país) y el Museo Casa Corordo. Todos los lugares tienen acceso libre excepto el Fuerte (30 pisos, 0,60 euros) y la Casa Corordo (50 pisos, 1 euro).

Si quieres ponerle una guinda a vuestra visita a Cebú, no dejes de ir a House of Lechon, uno de los mejores restaurantes en la ciudad para probar el plato nacional de Filipinas. Nosotros lo hicimos además con un grato reencuentro. Nos volvimos a ver por el mundo con Irene y Javi, los amigos traveleros de Mundignow y los maestros de ceremonia de nuestra boda en Bali.

Isla de Bohol

Nuestra siguiente parada era Bohol, también en las Bisayas. Para llegar desde Cebú hasta Tagbilaran (puerto marítimo de llegada en Bohol) se puede viajar a varias horas con diferentes compañías. La más barata es Ocean Jet. Si optas por la cubierta, más barata que el interior con aire acondicionado, pagarás 400 pisos (8 euros).

En esta isla turística que descubrimos con Irene y Javi, nuestros anfitriones ya que llevaban semanas por Filipinas, no nos perdimos nada. Si sólo quieres ver en Bohol lo esencial, con dos días son suficientes. Si quieres llegar además a Anda, un pueblo costero alejado del turismo situado al este, necesitarás dos días más. Fue nuestro caso. De todas formas, si prefieres comodidad, te dejamos esta excursión en español por Bohol, más adelante lo entenderás.

Lo más interesante de la isla es la vista al Centro de Conservación de los Tarsiers (60 pisos, 1,2 euros), una especie de monos diminutos con ojos enormes. Sólo uno de sus ojos es más grande que su cerebro, tienen las patas de rana, las orejas de murciélagos y sus pelos de koala. Lo que viene siendo un ¡¡¡GREMLIS!!!, difícil de ver en otros países del mundo.

Filipinas fue colonia de España durante 300 años y en sus islas se pueden ver una cantidad de municipios con nombres iguales a los españoles. Como es el caso de Sevilla, ¡nuestra ciudad! Pasamos en nuestra moto de alquiler por una señal de tráfico y no lo dudamos, ¡merecía una foto! El tagalo es uno de los idiomas de Filipina y comparte hasta 3.000 palabras con el español: mesa, cuchara, lámpara, cama, guapo, lindo, zapato, números, colores, entre otros muchos. Es muy divertido escuchar a los locales.

Otra cosa obligatoria que hacer en Bohol es visitar Loboc, en el centro de la isla, y almorzar en la picantería Tres Hermanas. ¡Humilde, pero delicioso!

Para lo último, se puede dejar lo más interesante, las Chocolate Hills (50 pisos, 1 euro), unas extrañas formaciones montañosas redondeadas que, desde la lejanía parecen ser una enorme tarta de chocolate recubierta de colorante verde.

Desde Tagbiliaran, nuestro cuartel de operaciones, al día siguiente nos dirigimos a Anda. Para llegar hacen falta dos mini-vans. Una hasta Jagna y otra hasta Anda (200 pisos en total, 4 euros).

Este pequeño pueblo de pescadores está alejado del circuito turístico de la isla y por eso queríamos conocerlo. Tiene una gran playa en el pueblo y otras más pequeñas antes de llegar. Es un buen lugar para descansar y llevar vida contemplativa, pero poco más. Sobre todo en temporada baja, donde casi todo cierra.

Isla de Camiguín

Nuestros amigos nos habían hablado maravillas de Camiguín y queríamos conocerla (situada al norte de Mindanao). En Filipinas la conocen como la isla con la gente más amable del país. Llegar, fuera de temporada, no es tan fácil. Solo hay servicio de ferry los lunes, miércoles y viernes a la ida, y los martes, jueves y sábado a la vuelta (425 pisos, 8,5 euros). También se puede llegar en avión, pero eso cuesta unos cuantos euros más.

Para recorrer Caminiguín (unos 60 kilómetros) basta con un día. Dos si quieres hacerlo más relajados e ir la pequeña isla Blanca de enfrente, una maravilla con playas de arenas finas y aguas turquesas. Y tres si quieres subir al volcán. Además de ser una isla amable, donde todo el mundo te ayuda y sonríe, es hermosa.

Entre lo más destacado que ver en Camiguín: White island, una formación arenosa que se produce en medio del mar con marea baja (el barco para ir cuesta 450 pisos + tasas y se divide entre la gente que vaya en el barco, hasta 6 personas).

Y Sunken cementery, un antiguo cementerio de la época colonial que ahora yace bajo el mar. Ya no se ven tumbas, sino peces y corales (hay que pagar una tasa y a un guía obligatorio que te acompañará en el snorkel (100 pisos de tasas + 150 pisos por el guía).

Para tomar un poco de refresco, se puede hacer parada en las piscinas naturales de Bura Soda (30 pisos, 0,5 euros). Aprovechamos la sombra también para almorzar. Aprovecha y prueba, además de pescado, el Pancit, unos fideos que se pueden preparar de varias maneras, el Lumpiang, unos vegetales enrollados, o el Siopao, unos bollos al vapor rellenos de carne o verduras.

La siguiente parada son las Tuasan Falls. No son mucha cosa estas cataratas, pero los paisajes de la ruta sí merecen la pena. La penúltima parada importante es en la Cooperativa que hay junto al Santuario de Almejas Gigantes, al sur este de la isla. Se puede bucear en el mar con un guía que os la enseña de cerca. La verdad es que el tamaño de estos moluscos, impresiona. Por último, imprescindible, ver el atardecer. Lo ideal es que te coja por el oeste, como es normal.

Otro apunte, a los filipinos los llaman los «latinos asiáticos«. Están siempre alegres, de bromas y cantando en cada esquina. Si puedes, ve a uno de los miles de karaokes que existen. ¡Les encantan! Nosotros lo probamos ;D

Isla de Panglao

Esta isla es puro turismo, y de masas. En principio no íbamos a ir, pero es cierto que para criticar hay que conocer (y también porque teníamos que regresar a Bohol y nos pillaba de paso). Para nuestro gusto puede ser prescindible, al igual que Boracay o Siargao, que son como una Ibiza en nuestro verano, pero no está del todo mal. Te contamos.

Hay varias cosas que hacer en Panglao, pero que nosotros no hicimos, todo sea dicho. La gente dice que hay buen buceo en la cercana isla de Balicasag. Tendrás miles de ofertas en algunos de las decenas de escuelas que pueblan la zona de Alona Beach, el epicentro de esta isla.

También se pueden ver luciérnagas sobre un río que está a una hora de Alona en una excursión en kayac o en barco, según lo que pagues. El resto es playa, con mucha gente, y, para el que guste, fiesta. En ellas tendrás que ver a viejos verdes abusando de jóvenes filipinas… Lo llaman, eufemísticamente, ‘turismo sexual’. Es la parte fea de esta isla.

El ambiente, los bares y la vida están en Alona Beach. Es un poco tonto venir a Panglao y querer buscar tranquilidad. Así que no te recomendamos buscar alojamiento por esta zona. En este lugar tan turístico hay que saber bien donde se pisa si no quieres que te estafen haciéndote pagar por algo que no sea de muy buena calidad. Para comer te recomendamos que camines un poco más y vayas hasta el final de la playa (mirando al mar a mano derecha). Hay varios puestos locales muy baratos y un restaurante tailandés con pescado muy fresco y barato.

Antes de irte, en la calle principal, la que está llena de supermercados coreanos, debes probar el helado de buko (coco) que ponen en un puesto de madera que está en la parte media de esa calle. ¡Riquísimo!

Isla de Palawan

Sin duda la gran joya de Filipinas. Nadie puede irse de este país sin visitar esta maravillosa isla y su tesoro más preciado, El Nido. Para llegar hay dos aeropuertos: uno de lujo, el de El Nido, y el low cost, el de Puerto Princesa. Si no hay dinero, hay que llegar y partir desde este segundo y después tomar una mini-van durante 5 horas (500 pisos, 10 euros) hasta El Nido. Pero si el presupuesto lo permite, te recomendamos que hagas un recorrido circular por la isla, llegar o salir de Puerto Princesa y salir o llegar de El Nido. ¿Nos explicamos?

Puerto Princesa

Para ver Palawan al completo, aunque muchos también digan que tienes que huir de Puerto Princesa, te recomendamos al menos que estés una noche. El objetivo es claro, ver una de las 7 maravillas naturales del mundo moderno, el Río Subterráneo de Puerto Princesa. Está a poco más de una hora y media de Puerto Princesa, en la ciudad de Sabang. La excursión de día completo cuesta entre entre 30 y 36 euros.

Port Barton

En el camino a El Nido, hay un pequeño pueblo pesquero con mucha magia, Port Barton. Merece la pena desviarse en Roxas hasta este lugar con encanto (las vans desde Puerto Princesa y desde El Nido cuestan 500 pisos, 10 euros, 3 horas aproximadamente). Al ser temporada baja estábamos casi solos, pero con el problema de que muchos hoteles y restaurantes estaban cerrados. Tuvimos suerte de dar con un hotel bueno, Besaga Beachfront (otro que vimos que tenía buena pinta, Summer Home, a pie de playa también).  Y un restaurante rico, el Paella, a falta del mítico, Kusinero del Barrio, cerrado por reformas.

Lo mejor de este pueblo, además del ambiente tranquilo que se respira, es la excursión aventurera y por tu cuenta (1.30 horas a pie) a White Beach, una playa virgen hermosa que hace recordar a lo que una vez vimos en el cine como si fuera el paraíso terrenal. Con Irene, con la que seguíamos compartiendo esta ruta filipina (Javi marchó a Taiwán), disfrutamos de un precioso día de playa… aunque ese día olvidáramos la comida y no probáramos boca en horas… (tip: no olvidar la mochila con los bocatas antes de salir porque allí no hay nada, absolutamente nada…).

El Nido

Ya sí. Nos tocaba llegar por fin a El Nido. Este rincón del planeta se debe considerar desde ya como uno de los imprescindibles que ver en Filipinas para cualquier viajero. Rodeados de unas playas que quitan el sueño, naturaleza en estado puro y gente que, a pesar del continuo paso de turistas, no están maleadas. El Nido no tiene competidores en Filipinas como la mejor isla.

La gran pregunta que nos hacemos todos. ¿Dónde reservar nuestro hotel en El Nido? ¿En la ciudad de El Nido o en Corong Corong, una playa a 1 kilómetro de la ciudad? Sin duda, para nosotros, en Corong Corong. La playa, no muy buena para el baño, pero con vistas y atardeceres de película, ofrece alojamientos a pie de playa mucho más calmados, y baratos, que los de la ciudad. Con un triciclo, en cinco minutos puedes estar en el bullicio, comer en los restaurantes del centro o hacer actividades por allí. También está Las Cabañas, una zona más elitista.

Y después, la otra gran pregunta. ¿Qué ver en El Nido y qué hacer en El Nido? En este caso la respuesta es clara. Para conservar el medio ambiente y hacerlo sostenible, las compañías turísticas y la autoridad han organizado cuatro tours para conocer los tesoros que esconden las islas salvajes vecinas (aunque creemos que ya es posible hacer algunos más porque se combinan entre ellas o hay variantes). Sólo te diremos que ha sido una de las cosas más hermosas que hemos visto en nuestras vidas de viajero.

Existen cuatro tours (A, B, C, D). Si quieres saber qué ofrece cada uno y cuál es el mejor, te lo contamos todo con detalle en este post, y si no prefieres tanto jaleo te recomendamos esta excursión a la Isla de Shimizu, la Gran Laguna y la Laguna Secreta o este otro tour por las playas escondidas, una idílica isla y el Santuario Matinloc, ambos dentro del A, B, C y D.

Para una estancia a gusto, y por si acaso el clima no es muy bueno, lo habitual en los meses de julio, agosto y septiembre en estas tierras, es conveniente ir con bastantes días, porque los tours se suelen anular. Al menos cuatro o cinco días. Los días que tengas tours, ¡a disfrutarlos! Los que no, a descubrir las playas del norte: Nacpan o Duli, dos de las playas más bonitas de esta zona. También está Lio Beach, algo más cercana y pequeñita.

Si lo que quieres ver es un buen atardecer te dirán que vayas al Republika, el bar más popular que llevan unos españoles. Se les ha quedado pequeño y los precios son súper caros. Se masifica. Mucho mejor cualquiera de los bares que tienen los hoteles que están justo al lado. Estarás sólo y disfrutarás de la naturaleza con una cerveza más baratita en la mano. No olvides la cámara acuática. En este destino tiene más sentido que en ninguno.

Manila (Isla de Luzón)

La capital de Filipinas es la caótica Manila. Aunque las guías hablen de pasada de esta ciudad y todos los viajeros, casi sin excepción, recomienden evitarla, te invitamos a que vivas su locura al menos un día. Sentirás lo mismo que los ciudadanos de esta gran urbe cada día, el humo de los coches en los pulmones, las tremendas colas para acceder al metro, el enmarañado tráfico que puede llevarte varias horas parado en el mismo punto, etc.

Pero también podrás descubrir una ciudad vibrante de día y de noche, comer en alguno de los cientos de restaurantes deliciosos de la zona de Makati, ver el casco antiguo de Intramuros, visitar algunos de sus museos, como el de Antropología, contemplar el río Pasig o pasear en un oasis llamado Parque Rizal. Todas esas cosas que ver en Manila nos dio tiempo hacer en las 24 horas que pasamos en Manila.

Cuando no sea posible moverse entre las paradas de metro y tren, se puede usar los jeeps, que se comparte con otros viajeros, o los autobuses. Ambos están siempre atestados de gente, pero viajar en ellos es una auténtica inmersión cultural. Si quieres conocer la Ciudad Amurllada en una forma de transporte local, y no solo turística, puedes hacerlo en coche de caballos. No son caros. Nosotros tuvimos la suerte de conocer a un cochero, Ángel, le caímos bien y nos llevó gratis en su kalesa con su caballo Andrés.

Para dormir las opciones son miles. En la zona de Intramuros hay pocos hoteles y son caros. Una buena zona, segura, es el distrito financiero de Makati. Nosotros dormimos allí y nos fue bien, además de tener el mercado nocturno de comida y cientos de buenos restaurantes cerca.

Malate también es un barrio con muchos hostels para mochileros. Un poco más sórdido por las noches, quizás. En cualquier caso, tomando las medias habituales de seguridad y precaución, Manila tiene mucho más que aprovechar que temer. ¡Mabuhay! ¡Bienvenidos!

Mapa de Filipinas

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